el dieciocho de mayo - Hechos 25, Rut 1-2 y Salmo 47

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Pablo ante Festo

Hechos 25 1Festo llegó para tomar su puesto de gobernador, y tres días después se dirigió de Cesarea a Jerusalén. 2Allí los jefes de los sacerdotes y los judíos más importantes le presentaron una demanda contra Pablo. 3Le pidieron, como favor especial, que ordenara que Pablo fuera llevado a Jerusalén. El plan de ellos era hacer que lo mataran en el camino; 4pero Festo contestó que Pablo seguiría preso en Cesarea, y que él mismo pensaba ir allá dentro de poco. 5Les dijo:
--Por eso, las autoridades de ustedes deben ir conmigo a Cesarea, y si ese hombre ha cometido algún delito, allí podrán acusarlo.
6Festo estuvo en Jerusalén unos ocho o diez días más, y luego regresó a Cesarea. Al día siguiente ocupó su asiento en el tribunal y ordenó que le llevaran a Pablo. 7Cuando Pablo entró, los judíos que habían llegado de Jerusalén se acercaron y lo acusaron de muchas cosas graves, aunque no pudieron probar ninguna de ellas. 8Pablo, por su parte, decía en su defensa:
--Yo no he cometido ningún delito, ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el emperador romano.
9Pero como Festo quería quedar bien con los judíos, le preguntó a Pablo:
--¿Quieres ir a Jerusalén, para que yo juzgue allá tu caso?
10Pablo contestó:
--Estoy ante el tribunal del emperador romano, que es donde debo ser juzgado. Como bien sabe usted, no he hecho nada malo contra los judíos. 11Si he cometido algún delito que merezca la pena de muerte, no me niego a morir; pero si no hay nada de cierto en las cosas de que me acusan, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Pido que el emperador mismo me juzgue.
12Festo entonces consultó con sus consejeros, y luego dijo:
--Ya que has pedido que te juzgue el emperador, al emperador irás.

Pablo ante el rey Agripa

13Al cabo de algunos días, el rey Agripa y Berenice fueron a Cesarea a saludar a Festo. 14Como estuvieron allí varios días, Festo contó al rey el caso de Pablo. Le dijo:
--Hay aquí un hombre que Félix dejó preso. 15Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos me presentaron una demanda contra él, pidiéndome que lo condenara. 16Yo les contesté que la autoridad romana no acostumbra condenar a muerte a nadie sin que antes el acusado pueda verse cara a cara con los que lo acusan, para defenderse de la acusación. 17Por eso, cuando ellos vinieron acá, no perdí tiempo, sino que al día siguiente ocupé mi asiento en el tribunal y mandé traer al hombre. 18Pero los que se presentaron para acusarlo no alegaron en contra suya ninguno de los delitos que yo había pensado. 19Lo único que decían contra él eran cosas de su religión, y de un tal Jesús que murió y que Pablo dice que está vivo. 20Como yo no sabía qué hacer en este asunto, le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado de esas cosas. 21Pero él ha pedido que lo juzgue Su Majestad el emperador, así que he ordenado que siga preso hasta que yo pueda mandárselo.
22Entonces Agripa le dijo a Festo:
--Yo también quisiera oir a ese hombre.
Y Festo le contestó:
--Mañana mismo lo oirás.
23Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron y entraron con gran solemnidad en la sala, junto con los jefes militares y los principales señores de la ciudad. Festo mandó que le llevaran a Pablo, 24y dijo:
--Rey Agripa y señores que están aquí reunidos con nosotros: ahí tienen a ese hombre. Todos los judíos me han traído acusaciones contra él, tanto en Jerusalén como aquí en Cesarea, y no dejan de pedirme a gritos su muerte; 25pero a mí me parece que no ha hecho nada que la merezca. Sin embargo, como él mismo ha pedido ser juzgado por Su Majestad el emperador, he decidido enviárselo. 26Pero como no tengo nada concreto que escribirle a mi señor el emperador acerca de él, lo traigo ante ustedes, y sobre todo ante ti, oh rey Agripa, para que después de interrogarlo tenga yo algo que escribir. 27Pues me parece absurdo enviar un preso y no decir de qué está acusado.


La familia de Elimélec en Moab

Ruth 1 1-2En el tiempo en que Israel era gobernado por caudillos, hubo una época de hambre en toda la región. Entonces un hombre de Belén de Judá, llamado Elimélec, se fue a vivir por algún tiempo al país de Moab. Con él fueron también su esposa Noemí y sus dos hijos, Mahlón y Quilión. Todos ellos eran efrateos, es decir, de Belén. Llegaron, pues, a Moab, y se quedaron a vivir allí.
3Pero sucedió que murió Elimélec, el marido de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. 4Más tarde, ellos se casaron con dos mujeres moabitas; una de ellas se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero al cabo de unos diez años 5murieron también Mahlón y Quilión, y Noemí se encontró desamparada, sin hijos y sin marido.

Noemí y Rut van a Belén

6Un día Noemí oyó decir en Moab que el Señor se había compadecido de su pueblo y que había puesto fin a la época de hambre. 7Entonces decidió volver a Judá y, acompañada de sus nueras, salió del lugar donde vivían; 8pero en el camino les dijo:
--Anden, vuelvan a su casa, con su madre. Que el Señor las trate siempre con bondad, como también ustedes nos trataron a mí y a mis hijos, 9y que les permita casarse otra vez y formar un hogar feliz.
Luego Noemí les dio un beso de despedida, pero ellas se echaron a llorar 10y le dijeron:
--¡No! ¡Nosotras volveremos contigo a tu país!
11Noemí insistió:
--Váyanse, hijas mías, ¿para qué quieren seguir conmigo? Yo ya no voy a tener más hijos que puedan casarse con ustedes. 12Anden, vuelvan a su casa. Yo soy muy vieja para volverme a casar. Y aunque tuviera aún esa esperanza, y esta misma noche me casara y llegara a tener más hijos, 13¿iban ustedes a esperar hasta que fueran mayores, para casarse con ellos? ¿Se quedarían sin casar por esperarlos? No, hijas mías, de ninguna manera. El Señor me ha enviado amargos sufrimientos, pero más amarga sería mi pena si las viera sufrir a ustedes.
14Ellas se pusieron a llorar nuevamente. Por fin, Orfá se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se quedó con ella. 15Entonces Noemí le dijo:
--Mira, tu concuñada se vuelve a su país y a sus dioses. Vete tú con ella.
16Pero Rut le contestó:
--¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. 17Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada. ¡Que el Señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte!
18Al ver Noemí que Rut estaba decidida a acompañarla, no le insistió más, 19y así las dos siguieron su camino hasta que llegaron a Belén.
Cuando entraron en Belén, hubo un gran revuelo en todo el pueblo. Las mujeres decían:
--¿No es esta Noemí?
20Pero ella les respondía:
--Ya no me llamen Noemí; llámenme Mará, porque el Dios todopoderoso me ha llenado de amargura. 21Salí de aquí con las manos llenas, y ahora las traigo vacías porque así lo ha querido el Señor. ¿Por qué me llaman Noemí, si el Señor todopoderoso me ha condenado y afligido?
22Así fue como Noemí volvió de Moab con Rut, su nuera moabita. Llegaron a Belén cuando comenzaba la cosecha de la cebada.

Rut en el campo de Booz

Ruth 2 1Noemí tenía un pariente por parte de su esposo Elimélec, que se llamaba Booz y era muy rico e influyente.
2Un día Rut le dijo a Noemí:
--Déjame que vaya al campo, a ver si algún segador me permite ir detrás de él recogiendo espigas.
--Ve, hija mía --le respondió su suegra.
3Rut, pues, fue al campo y se puso a recoger las espigas que dejaban los segadores. Y tuvo la suerte de que aquel campo fuera de Booz, el pariente de Elimélec. 4En eso, Booz llegó de Belén y saludó a los segadores:
--¡Que el Señor esté con ustedes!
--¡Que el Señor le bendiga a usted! --le respondieron ellos.
5Luego Booz le preguntó al capataz de los segadores:
--¿De qué familia es esa muchacha?
6El capataz le contestó:
--Es una moabita, que vino de Moab con Noemí. 7Me pidió permiso para ir detrás de los segadores recogiendo espigas, y se ha pasado trabajando toda la mañana, hasta ahora mismo que ha venido a descansar un poco.
8Entonces Booz le dijo a Rut:
--Escucha, hija mía, no vayas a recoger espigas a ningún otro campo. Quédate aquí, con mis criadas, 9y luego síguelas a donde veas que los segadores están trabajando. Ya he dado órdenes a mis criados para que nadie te moleste. Cuando tengas sed, ve a donde están las vasijas del agua y toma de la que ellos sacan.
10Rut se inclinó hasta el suelo en señal de respeto, y le preguntó a Booz:
--¿Por qué se ha fijado usted en mí y es tan amable conmigo, siendo yo una extranjera?
11Booz respondió:
--Sé muy bien todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu marido, y también sé que dejaste a tus padres y a tu patria por venir a vivir con nosotros, que éramos gente desconocida para ti. 12¡Que Dios te lo pague! ¡Que el Señor y Dios de Israel, en quien has buscado amparo, te premie por todo lo que has hecho!
13Ella le contestó:
--Usted es muy amable conmigo, y sus palabras me llenan de aliento. Me ha hablado usted con cariño, aunque yo ni siquiera soy como una de sus criadas.
14A la hora de comer, Booz llamó a Rut y le dijo:
--Ven acá, toma un pedazo de pan y mójalo en esta salsa de vinagre.
Rut se sentó junto a los segadores, y Booz le dio grano tostado. Ella comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. 15Luego, cuando fue otra vez a recoger espigas, Booz ordenó a sus criados:
--Dejen que también recoja espigas entre los manojos de cebada. No se lo impidan. 16Y aun dejen caer algunas espigas de sus propios manojos, para que ella las recoja. ¡Que nadie la moleste!
17Rut recogió espigas en el campo de Booz hasta que llegó la noche. Y lo recogido por ella dio, al desgranarlo, más de veinte kilos de cebada. 18Regresó entonces a la ciudad cargada con el grano, y fue a mostrárselo a su suegra. Después sacó lo que le había sobrado de la comida y se lo dio a Noemí.
19--¿Dónde trabajaste hoy? --le preguntó Noemí--. ¿Dónde recogiste tantas espigas? ¡Bendito sea el que te ha ayudado de esa manera!
Rut le contó a su suegra con quién había estado trabajando.
--El hombre con quien he trabajado se llama Booz --le dijo.
20Y Noemí le contestó:
--¡Que el Señor lo bendiga! Él ha sido bondadoso con nosotras ahora, como antes lo fue con los que ya han muerto. Ese hombre es pariente cercano de nosotras, y por eso es uno de los que tienen el deber de protegernos.
21Rut añadió:
--También me dijo que siga yo trabajando con sus criadas hasta que se termine la cosecha.
22Entonces Noemí respondió a su nuera:
--Hija mía, me parece bien que te quedes con sus criadas y que no vayas a ningún otro campo, para que nadie te moleste.
23Rut siguió, pues, recogiendo espigas con las criadas de Booz hasta que se terminó la cosecha de la cebada y el trigo. Mientras tanto, vivía en compañía de su suegra.


SALMO 47 (46)

Dios es el Rey de toda la tierra


1¡Aplaudan, pueblos todos!
¡Aclamen a Dios con gritos de alegría!
2Porque el Señor, el Altísimo, es terrible;
es el gran Rey de toda la tierra.
3Destrozó pueblos y naciones
y los sometió a nuestro yugo.
4Nos ha escogido nuestra herencia,
que es orgullo de Jacob, a quien amó.

5¡Dios el Señor ha subido a su trono
entre gritos de alegría y toques de trompeta!
6¡Canten, canten himnos a Dios!
¡Canten, canten himnos a nuestro Rey!
7¡Canten un poema a Dios,
porque él es el Rey de toda la tierra!
8¡Dios es el Rey de las naciones!
¡Dios está sentado en su santo trono!
9Los hombres importantes de las naciones
se unen al pueblo del Dios de Abraham,
10pues de Dios son los poderes del mundo.
¡Él está por encima de todo!

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